lunes, 13 de diciembre de 2010

Todo en orden


Su mirada me cautiva cada vez más, su sonrisa compra el cielo y me hace vivir en él, sus abrazos me cargan de la buena energía suficiente para que la vida marche bien, su cabello excita mis hormonas y enciende el deseo más puro. Su vida me llena de esa felicidad que muchos buscan y que yo, desde hace ocho años, encontré en ella. Para mi prometida hermosa, este pequeño cuento de la vida real.


Todo en orden

La ilusión de la boda hacía que su sonrisa se hiciera interminable, lo notó cuando habló con ella, sentado en el sofá de su casa mientras veían uno de esos programas de detectives que ella suele ver.

Esa ilusión lo dejó preocupado, siempre ha tenido esa tonta duda en la cabeza. “No puede pasarse del nivel cero al nivel tres en un solo paso”. Pensaba.

Mientras caminaba hacia su casa, pensando en la sonrisa de ella, tomó la decisión que haría que esa tonta duda desapareciera por fin de su cabeza.

Eran las 12:00 de la noche en punto, empezaba un nuevo día (14 de diciembre para ser exacto) él mercó su número de celular irrumpiendo en su descanso. Ella respondió con voz tranquila. Él, con los nervios propios de la situación, recordando que su historia de amor con ella hace ocho años había roto los cánones del protocolo común que da inicio a los noviazgos, soltó la pregunta que había meditado durante un largo rato:
- ¿Quieres ser mi novia?

Ella rio y dijo que sí sin dudarlo.

Ahora estaban en orden los pasos: Amigos, novios y prometidos. También estaba ahora tranquilo él.

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