jueves, 18 de septiembre de 2008

Denuncia Pública contra los fumadores irresponsables

Que es un vicio que es difícil de dejar, que a veces es una necesidad, que es inevitable, que es una costumbre, que quita el frío, que quita el calor, que para acompañar la cerveza, que por los nervios, que para relajarse, que para verse grande, que es un antojo, que tiene rabia, que está desparchado, que está esperando, que mientras lee… sea lo que sea, por favor cuando fume asegúrese de que la colilla quedó apagada y deposítela en un bote de basura, no la tire al piso y mucho menos, si está en segundos, terceros o más pisos no los arroje por la ventana y menos encendidos.

No sé si les ha ocurrido en alguna ocasión en la que distraídamente, van caminando por la calle y de un momento a otro sienten caer sobre su integridad física una colilla de cigarrillo. Pues a mi sí me ocurrió y fue totalmente ofensivo y desagradable. La verdad conté con suerte, pues no resulté quemado, no se quemó mi ropa, el olor desagradable de los restos de la nicotina no me impregnó y el irresponsable que lo hizo no respondió a mis insultos.

Yo me pregunto si todos los que fuman cigarrillo, valga la aclaración, tienen la mala costumbre de arrojar las sobras de este al piso y peor aún, si lo hacen dejando la colilla encendida. Si no lo hacen todos, sí lo hace la gran mayoría y yo he sido testigo de muchos de ellos. En la Universidad de Antioquia, mi querida universidad, no es raro ver los jardines abonados cruelmente con colillas de todos los colores y demás que de todos los sabores. Mi padre, cuando está bebiendo tiene la costumbre, mala para mí, de fumar sin medida y, además de que gasta más dinero sin sentido, contamina el ambiente arrojando encendidas las sobras de los cigarrillos que consume, o que lo consumen. El “caballero” aquel que me agredió con su cigarrillo, tiene la irresponsable costumbre de arrojar desde el balcón de su casa las sobras de su vicio a la calle sin siquiera verificar que pueda alguien ser golpeado o quemado con ellas. Y así, como ellos hay muchas más individuos que, irresponsablemente hacen del espacio público su propio basurero a la hora de desechar lo que del cigarrillo no se puede consumir.

Yo no soy un activista ecológico ni nada por el estilo, pero creo que se me hace necesario quejarme por la contaminación que aquellos fumadores empedernidos generan, además por las agresiones físicas de las que muchos hemos sido víctimas causadas por aquellos fumadores irresponsables que, sin medir consecuencias, arrojan las colillas de los cigarrillos encendidas contra la humanidad de los transeúntes. Por eso hago esta denuncia pública para que quien tenga la poca fortuna de leerla se cuestione y apoye este llamado a los fumadores irresponsables.

Víctor H.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Está bueno home. Y eso que yo fumo. Pero precisamente por ese motivo, siempre es bueno mantenerse conciente de todos los daños colaterales que se pueden generar al fumar. Pero entonces me dan ganas de escribir también sobre los comedores irresponsables, porque esa colilla del cigarrillo no es muy distinta al chicle ya sin sabor, el palito de Bombón, o la servilleta engrasada. Jajaja, pero tenés mucha razón Víctor.

Nerön Navarrete dijo...

A este chámbiro del Momo es más difícil no encontrárselo. Se monta uno al conatra, y pum, se va sentando al lado con su maletica humedecida por la brizna y la sombrillita de niñera legendaria empaquetada, que deja por el asomo un mango de madera amenazante al aire. Y bájese en Mimo´s para que lo intercepte llegando al Pablo Tobón. Cosa tan brava, caballero. Pero bueno, Víctor, chévere el apunte, mano, pero eso de las colillas es como el asunto de los carros. A mí que me peguen con una colilla de Kent o Kool, pero nunca con una de President o Derby. Atropéllame, Hummer. En estos días nos pasamos por la facultad y nos alegamos otro ratico. Suerte y pulso. Ah, Momo, por lo que veo a estos horas seguís Cybernando. Mucha pasta virtual.