martes, 26 de enero de 2010

Nada era igual al minuto anterior

Este es un pequeño homenaje a las víctimas del terremoto que atestó de muerte a nuestro hermano país, Haití.

"No veía nada, sentía un olor a cemento, no podía moverme, me preguntaba qué había pasado. Pensé en Jean, en mis hijos, ¿estarían bien? (...) Creo que era el cuarto día, mi boca estaba seca, por fin vi de nuevo la luz y escuché voces; lloré de susto, emoción y tristeza, el bloque de cemento que aprisionaba mi pie ya no lo sentía, no sentía mi pie".

Rosa, una mujer negra de 34 años de edad, delgada, de cabello trenzado, nariz chata y ojos negros era casada y tenía dos hijos, trabajaba como señora de aseo en casa de un 'Gringo' que había llegado a Puerto Príncipe tratando de esconderse de viejos deudores que tenía en su patria. A pesar de su pobreza era feliz, tenía poco pero lo suficiente para sobrevivir al lado de los suyos.

Ese día había llegado a las 7:20 de la mañana, algo tarde porque, sumida en un extraño sueño, no sintió su despertador, ese que su patrón le había regalado una noche de Navidad. Rosa había soñado que al terminar el día la oscuridad se apoderaba de su vida y no podía llegar de nuevo a su casa para ver a su esposo y sus hijos.

El recuerdo de ese sueño la acompañó durante toda la mañana y la hacía actuar torpemente en algunas ocasiones. Al medio día, cuando se disponía a servir el almuerzo y escuchaba "Twa bebe soti Léogane" (Tres chicas salidas de Leogane) de Pépe Bayard en la radio recordó que justo ese martes, 12 de enero, cumplía 14 años de casada con Jean, un hombre amoroso y buen esposo que había tenido que abandonar sus labores agrícolas a causa de una hemiplejía que le impedía mover el lado izquierdo de su cuerpo, por lo que a Rosa le había correspondido el sustento de su hogar. Rosa, emocionada por su aniversario de bodas, se olvidó del incómodo sueño de la noche anterior y pidió permiso a su patrón para salir un poco antes de lo habitual para ir a su casa y cenar con su esposo y sus hijos.

Eran las 4:30 de la tarde y su patrón se despidió de ella con un comentario graciosos que al fin pareció una premonición, le dijo en tono de burla que bajara el volumen a la radio que pareciera que fuera a provocar un terremoto. Rosa, con una sonrisa en su rostro, se despidió de su patrón y tarareó un pedazo de la canción que sonaba, esta vez era Wyclef Jean quien hacía sonar su guitarra y entonaba sus letras raperas.

Eran las 4:45 de la tarde y Rosa terminaba de lavar la trapera cuando sintió un escalofrío y recordó el incómodo sueño de la noche anterior, trató de evitar el recuerdo pero le fue imposible y con su mente algo perturbada se dispuso a trapear la cocina.

Eran las 4:50 de la tarde y Rosa estaba de nuevo lavando la trapera, sumida en su pensamiento hundía una y otra vez los flecos de su utensilio de aseo en un balde con agua, sintió de nuevo un escalofrío y se dispuso a escurrir el exceso de agua en la trapera.

En la radio acababa de sonar Maladie D'mour de la diva de la canción haitiana, Misty Jean y el locutor decía la hora, eran las 4:53 de la tarde. La tierra rugió y con un fuerte y extenso movimiento hizo que todo se desplomara. Rosa sólo alcanzó a soltar la trapera para tratar de sostenerse pero fue inútil.

Todo había quedado en ruinas, eran las 4:54 de la tarde y nada era igual al minuto anterior.

"Cuando me trasladaban en la camilla pude ver cuerpos amontonados, casas derrumbadas, gente gritando y llorando; sentía un olor a desastre y muerte. Escuché a uno de los rescatistas hablando por radio, dijo que ya eran tres las personas sacadas de entre los escombros y que yo era la única afortunada de los tres por estar aún con vida. La voz que le respondió por la radio al rescatista bendijo los cielos y lamentó que en Cite Soleil no hubieran encontrado aún sobrevivientes. Es en ese barrio en donde vivía con mi familia, recordé el sueño de la noche del lunes y supuse lo peor".








Imagen 
extraida de BBC MUNDO

2 comentarios:

partenon dijo...

Parsero...me gusta la manera tan descriptiva como hiciste el relato, además el tener esos pequeños detalles como lugares y artistas haitianos...para decir algo a mejorar es al final, creo que le faltó como un cierre más impactante o inesperado, pero de todos modos fue muy bien hecho y con tu estilo.

Anónimo dijo...

Amor me pareció excelente tu escrito.

Como siempre sin perder tu estilo.

felicitaciones.

aleja.