lunes, 17 de enero de 2011

Bigotes y Juanita


Nadie sabía de sus escapes hasta que el vecino denunció que Juanita había sido violada por un ‘chandoso’ negro de bigotes blancos y cuerpo menudito. El viejo Bigotes, todo un perro (literal y figuradamente hablando) había cumplido con su cometido, tras dos largos años de luchas constantes por acceder al amor de Juanita, por fin lo había conseguido.

Bigotes es un perro de la calle criado desde hace aproximadamente tres años atrás en una casa de una pareja de viejos esposos que no pudo tener nunca hijos. Llegó a esa casa acompañando a un joven limosnero al que la señora de la casa un día alimentó. El viejo era un periodista pensionado de uno de los diarios más prestigiosos de la ciudad, la vieja fue siempre fiel sirviente de los caprichos del viejo y de los quehaceres de la casa. Juanita es una French Poodle muy joven aún, tiene algo más de un año y es el reemplazo de Juana, una Cocker Spaniel que murió bajo las ruedas de un autobús cuando se le soltó a su dueño en una mañana de paseo en una calle cerca su casa.

Esa tarde en que Bigotes y Juanita tuvieron su encuentro amoroso empezó la guerra de vecinos más corta de la historia y la historia de amor más sincera y tierna.

Después de denunciar ante la Policía la violación de su perrita, Fidel volvió a su casa, sacó su arma y sin vacilaciones fue a la casa de los viejos y los asesinó. Bigotes pudo escapar de aquel atentado pues cuando escuchó el primer disparo salió corriendo por la rendija por la que escapó el día en que se amó con Juanita.

Cuando corría calle arriba vio a su enamorada empujando la puerta de su casa. Su dueño la echó a la calle después del desagravio.

Ambos prefirieron huir y tratar de sobrevivir juntos a las inclemencias de la calle, a la realidad de estar afuera y lejos de sus casas, sin alimento, techo y cama. Bigotes ya lo había vivido, Juanita no se imaginó nunca lejos de su hogar, lejos de su dueño.

Habían logrado sobrevivir algo más de dos meses cuando Juanita se vio sola bajo las escaleras de la estación de autobuses. Con cinco semanas de embarazo y un estado deplorable de aseo y aspecto, Juanita esperaba a que Bigotes regresara con el alimento del día, ese que no había faltado ni un solo día desde que escaparon juntos.

Ese lunes gris si faltó el alimento, también faltó Bigotes, no volvió más, Juanita esperó en vano.

Después de dos días de espera Juanita fue recogida en la estación de autobuses por un hombre de aspecto bonachón. Estaba débil, sucia y hambrienta. Fue acomodada en el asiento trasero de un auto junto a una pequeña niña que la miraba con lástima y algo de cariño.

- Solo porque es tu cumpleaños y porque me siento culpable del desafortunado accidente en el que murió el perro de bigotes blancos cerca del colegio hace dos días, nos llevaremos esta perrita para que la cuides y la protejas.

Dijo el hombre a su pequeña hija mirándola por el retrovisor cuando empezaba el recorrido hacia su casa en el auto.

3 comentarios:

JuanSe dijo...

Y siempre ha sido un placer leerte, qué bella historia, lástima por juanita, más aun por Bigotes, pero como dice la canción "Morir bajo las ruedas de un camión"... era lo que podía depararle a un par de perros abandonados por una pendejada que tienen los hombres que se creen sus dueños...

un abrazo.

andres sebastian dijo...

Viejo felicitaciones, un muy buen cuento.

aleja zapata dijo...

que trágico... pero muy muy bueno